Carta de un ateo a Jesús

Querido Jesús,

Hoy he estado pensando en ti. Hoy he recordado que me acompañaste 14 años de mi vida. que me impulsaste y te convertiste en el motivo de todo lo que en grupo pude disfrutar. Hoy me he acordado de ti porque soy como soy porque tu eres como eres, hecho a imagen y semejanza. Porque me he criado bajo los Mandamientos de tu Padre, porque has sido mi hermano y mi luz en muchos momentos de oscuridad. Porque fuiste culpable de mis risas, mis cantos y mis Aleluya. Siempre me sentí bajo el manto acogedor de tu Madre, a salvo de todo mal, a la que tanto adoré. Hoy me he acordado de que muchos me hablaron para decirme que tú me enviabas señales para ser parte de ti, para ser tu discípulo y para extender tu Palabra. Hoy he extrañado aquellas celebraciones con los demás jóvenes en donde la alegría era nuestra comida y la diversión nuestra bebida. Hoy te he sentido cerca, como nunca en estos últimos años. 

Sin embargo, sabes Jesús, que no creo en la existencia de todo lo que te rodea. Sabes que, aunque eres mi revolucionario favorito y admiro tu valor, no puedo seguir tu luz porque no creo en ella. Sé que todo es cuestión de fe, pero sabes tan bien como yo que tenerte fe solo servirá para no afrontar la realidad. Hay que ser francos. Yo quiero vivir bajo la regla de "Amarás a tu prójimo como a ti mismo", pero quiero ser razonable. No quiero ser partícipe de la gran mentira de la historia. No quiero ser parte de algo inexistente, de algo fruto de la excelente imaginación  de tu creador. No quiero y sin embargo aquí me tienes Jesús, sin creer en ti pero escribiéndote una carta. Una carta en la que tan solo te quería decir que, a veces, extraño los momentos en los que caminaste conmigo.

Comentarios

Vito ha dicho que…
Ameeeeeeen...
Marta ha dicho que…
Yo apenas recuerdo esos momentos. Sé que los tuve y probablemente fueron los más inocentes y tiernos de mi vida, pero me quedan muy lejos. O yo tengo muy mala memoria. O los tuve por presión familiar ante todo, y decidí tomármelo como unos estudios más. Mis estudios y yo. Recuerdo exámenes de Catequesis, recuerdo las buenas notas incluso en eso y recuerdo que dejaba copiar a mi mejor amiga. Estaba en la Iglesia como quien está en el Colegio. Escuchando, intentando comprender y aprendiendo. No aprendí, sin embargo, lecciones de las que puedes repetir como un loro. Aprendí cosas que llevo bajo la piel, asimilé partes de la doctrina que me contaban y, junto con todo lo demás que he vivido, leído, escuchado... forman parte de lo que soy ahora.
Pero como dices, aunque en la Iglesia me enseñaron que ante todo debía tener fe y esperanza, la vida me ha enseñado por sí misma que con esas dos señoritas hay que tener cuidado, porque son un arma de doble filo. Si tienes mucha fe, muchas ilusiones, y se te rompen... te sientes en el infierno, sin que haya nada que puedas hacer por evitarlo.
silvia curbelo ha dicho que…
Yo a veces también echo de menos creer en "algo", trato de creer en la humanidad pero como no funciona creo que muchas veces solo nos queda creer en nosotros mismos, que tampoco está mal, no?
un beso y feliz verano ale!
Yagoloro ha dicho que…
Holap!

¡Gran escrito! De verdad, me encantas, :D
Sigue así, porque confío en poder seguirte al menos ahora que en verano estoy "menos ocupado", ;)

¡A cuidarse!
Paca Alfreda ha dicho que…
Buen blog! espero pasarme por aquí a menudo con o sin la compañía de mentiras. Un saludo, te sigo! :)

Entradas populares