¿Qué quieres? ¡Si soy un niño!


Pasan los años y uno lo nota. ¡Uno crece mecachis! Y en ese crecimiento se queda mucho atrás. Vamos perdiendo momentos, amigos, familia, la infancia... ¡Ay, la infancia! Hoy me he acordado mucho de ella. No porque sea Nochebuena sino porque he visto Toy Story 3. Me pareció una película preciosa y emocionante.

La película está hecha para nosotros, o eso sentí. Está hecha para los que disfrutamos en 1995 (¡Seis añitos tenía entonces!) con Toy Story, la primera de la trilogía. Ha sido como darme cuenta de sopetón que una etapa se ha cerrado para siempre. Ese momento en el que uno crea un mundo en el que sus juguetes son los protagonistas. Unos juguetes a los que quieres porque, ¡cómo no los vas a querer!, viven muchos años a nuestro lado y comparten muchos momentos imaginarios con nosotros. ¡Qué duro es crecer! Apuesto que, como yo, cuántas veces soñábamos con hacernos mayores para poder hacer lo que quisiéramos. Y miren ahora, de mayores queremos volver a la infancia y nos resistimos a perder ese niño que llevamos muy en el fondo.

¡Porque yo me resisto a perderlo! Me resisto a no disfrutar con las películas Disney y con mis personajes favoritos, me resisto a dejar de creer en ratoncitos que se llevan nuestros dientes o a monstruos que se esconden bajo nuestras camas. No quiero pensar que soy un despistado cuando algo se me pierde, todos sabemos que son las traviesas hadas o los juguetones gnomos los que quieren jugar con nosotros. Seguiré intentando ordenar la habitación con un poquito de azúcar y pisaré una alfombra soñando que volará. Seguiré creyendo en leones que hablan y luchan por mantener el ciclo de la vida, en amores perrunos, en elefantes voladores, niños de la selva, en tostadoras y demás electrodomésticos que van en busca de su dueño en un viaje a la gran ciudad y en dioses del Olimpo que encuentran su destino. Al igual que seguiré colocando esos pocos juguetes que me quedan juntitos para que no estén solos, para que se hagan compañía y esperando, que algún día, me guiñen un ojo.

Pero, sobretodo, lo que intentaré será seguir disfrutando con mis amigos de esos momentos mágicos que cada vez son menos.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
+1 a esta entrada!!

Yo también procuro colocar los pocos juguetes que me quedan en la habitación juntitos... para que se hagan compañía. Desde que vi la primera peli de Toy Story me dan pena los juguetes cuando dejo de jugar con ellos... y tras Toy Story 3 muchísimo más, xDD
Y se que suena egoísta, pero yo me resisto a bajar al trastero o donar esos juguetes que eran mis "favoritos"... siento que dándolos no solo dejo libre un espacio para apuntes y cosas sin importancia, sino que me desprendo de un trocito muy importante para mi, un trocito de la niña gordita que soñaba con ser como Matilda (xDDD)

Yo también sigo disfrutando de las pelis Disney como cuando era pequeña... y me encanta que a mis amigos también les gusten... y gritar las canciones de las películas mientras vamos conduciendo por carreteras perdidas de la mano de Dios, =)

¡Qué penita que los dibujos animados de ahora no sean como los de antes!

[Simbelmyne]
Yagoloro ha dicho que…
Qué bonita entrada, :)
Yo aún tengo que verla, que me negué una vez que tuve oportunidad por no haber visto aún la segunda, jajaa.
Ya me han avisado que es más emotiva, más madura y sí, sin haberla visto, yo también creo que ha sido un homenaje a los que disfrutemos de la primera entrega, ^^

¡Cuídate!

Entradas populares